Intervención del Embajador Lomónaco en la sesión ordinaria del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral (CIDI) de la OEA sobre “El Impacto de los flujos migratorios en la seguridad alimentaria”, 26 de noviembre de 2018
· Buenos días.
· Mi delegación desea agradecer a los panelistas por sus presentaciones. Damos la bienvenida a toda la información recibida. Sin embargo, para efectos de esta sesión tomamos en particular las aportaciones de carácter técnico y política pública en materia específicamente de seguridad alimentaria y migración que es el tema que nos ocupa, al tiempo que hacemos una distinción entre escasez y seguridad alimentaria, que son dos temas distintos.
· Tomamos también nota de los llamados a hacer énfasis en la crisis humanitaria que vive Venezuela y que sin duda merece toda la atención de la OEA y el CIDI. También tomamos nota de las propuestas que hemos escuchado de los ponentes al respecto. Pero recordemos que la sesión de hoy es sobre seguridad alimentaria y migración. Sabemos bien que los retos asociados al tema de esta sesión van más allá de un solo país. De hecho, son mucho mayores en otras subregiones y en otras situaciones del hemisferio como demostró en su presentación el Sr. Máximo Torero.
· Sin dejar de reconocer la grave crisis humanitaria que enfrenta Venezuela, reiteramos que el fenómeno de la movilidad humana no obedece a un único factor ni merece una respuesta coyuntural, ni politizada, sino una respuesta, sobre todo, humanitaria. Es por ello que, reconociendo el sentido de urgencia que la crisis migratoria venezolana impone, México se pronuncia porque abordemos la problemática de forma integral y holística.
· El tratamiento de este complejo binomio (seguridad alimentaria y migración) confirma lo que mi delegación ha venido señalando: que la migración internacional, de carácter multicausal, debe abordarse desde un enfoque integral y corresponsabilidad que incorpore las perspectivas de desarrollo integral poniendo en el centro de atención los derechos humanos de las personas migrantes y buscando soluciones estructurales y de largo plazo que vayan a la raíz del problema. Por ello permítame reiterar nuestro llamado a resistir toda tentación a politizar estos temas.
· La falta de seguridad alimentaria y la carencia de oportunidades son uno de los grandes factores que obligan a las poblaciones a buscar opciones fuera de sus lugares de origen. Por ello la seguridad alimentaria debe mantenerse en el nivel más alto de la agenda internacional y de los organismos internacionales.
· Si bien en la década pasada el hambre se redujo en el mundo, actualmente una de cada nueve personas carece de alimentos suficientes para una vida saludable y decorosa. Es preocupante que nuestra región, después de África y Medio Oriente, sea una de las que padece mayor hambre. Y lo más grave no es que la causa radique en la falta de alimentos pues de hecho varios países del hemisferio son líderes en producción y exportación de alimentos básicos (cereales, leguminosas, vegetales, carnes y frutas), sino en la pobreza, la exclusión y la desigualdad que impiden su acceso, incluso en los países desarrollados.
· En el marco de los desafíos demográficos que se avecinan (en el 2050 la población mundial superará los 9,300 millones de personas) confiamos en que la Agenda de Desarrollo 2030 nos permitirá avanzar en una seguridad alimentaria que produzca más alimentos de manera sostenible y amigable con el medio ambiente; y, lo más importante, que todas las personas tengan acceso a ellos, con base en políticas que generen alternativas de desarrollo y bienestar en sus lugares de origen.
· El “Corredor Seco Centroamericano” (CSC) es una de las áreas más afectadas por los eventos climáticos extremos con efectos claros en la seguridad alimentaria y la migración. De acuerdo con el Índice de Riesgo Climático de Largo Plazo, Honduras, Nicaragua, Guatemala y El Salvador se encuentran entre los países con mayores afectaciones a nivel global. Más de 2 millones de familias en el “corredor seco” son productores de granos básicos, viven bajo la línea de pobreza en zonas altamente degradadas y con opciones limitadas para subsistir. La situación de vulnerabilidad podría agravarse por los efectos negativos y reales del cambio climático sobre la agricultura y podría provocar una crisis humanitaria.
· El corredor seco ha sufrido pérdidas agrícolas por eventos climáticos adversos como sequías, altas temperaturas y plagas y ha afectado negativamente en la seguridad alimentaria. Ello, después de los altos niveles de violencia, constituye el segundo factor de la migración de esta subregión. Según la FAO, en el corredor seco existe una correlación entre los déficits de precipitación desde 2014 a causa del fenómeno de “El Niño” y el aumento de la migración irregular hacia los Estados Unidos, como señaló el Sr. Torero.
· La atención de los factores estructurales es primordial para facilitar la construcción de resiliencia y el cumplimiento de los ODS. Sin una estrategia de desarrollo sostenible y de adaptación al cambio climático a mediano y largo plazo no será posible atacar las causas de la pobreza, la inseguridad alimentaria y los altos niveles de vulnerabilidad social, económica y ambiental.
· Para avanzar hacia la erradicación del hambre, México puso en marcha la iniciativa “Mesoamérica sin hambre”. Se trata de un plan de cooperación regional para impulsar acciones en seguridad alimentaria y nutricional y agricultura familiar. Mesoamérica sin Hambre cuenta con 9 proyectos nacionales y un mecanismo de Cooperación Sur-Sur y Triangular que fortalece los vínculos y la asistencia técnica de las instituciones mexicanas con otras instituciones públicas y privadas de la sub-región. La iniciativa está financiada por la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) y ejecutada a nivel técnico por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a través del establecimiento de un fondo fiduciario para el desarrollo y ejecución del programa a nivel nacional y regional, entre 2015 y 2019, que incluye una transferencia anual de tres millones de dólares de México a la FAO, hasta completar, al menos, quince millones.
· Para concluir, permítame reiterar México cree firmemente en el multilateralismo como la vía más eficaz para enfrentar de manera conjunta nuestros retos comunes y reitera su firme compromiso para, por un lado, generar estrategias para paliar el flagelo del hambre y la desnutrición; y, por el otro, para que la migración ocurra de manera segura, ordenada y regular de acuerdo con los compromisos que nuestros países adoptarán en el próximo 10 y 11 de diciembre en Marrakech, con la suscripción del Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular. Mi país hace un exhorto para que, como señal de compromiso, nuestros países se hagan representar en este evento al más alto nivel posible.
· Muchas gracias.
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Comunicado No. 307
El Secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso, firmó en la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Convención Interamericana contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación e Intolerancia (CIDI) este martes 13 de noviembre en representación del gobierno de México y sostuvo un encuentro con el Secretario General Luis Almagro.
Con la firma de esta convención, México deja constancia de su compromiso con la defensa y promoción de los derechos humanos y su respaldo a los esfuerzos que a nivel regional se realizan para la protección de estos derechos. Este instrumento será enviado para su aprobación al Senado de la República con el objeto de que México pueda depositar el instrumento de ratificación. Nuestro país se convirtió en el décimo primer Estado en firmar la Convención.
Adicionalmente, el Secretario Videgaray sostuvo una reunión con el Secretario General Luis Almagro, para tratar temas de la agenda regional y reiterar que México considera al sistema regional de derechos humanos como una poderosa herramienta para fortalecer las acciones a nivel nacional en esta materia.
Autor
Secretaría de Relaciones Exteriores
Fecha de publicación
13 de noviembre de 2018
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Sesión Ordinaria del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral (CIDI) de la OEA
“El Impacto Regional del Desplazamiento Forzado”
5 de noviembre, 10:00-13:00, salón Simón Bolívar
Intervención de la Delegación de México
Como es bien sabido, México considera que la movilidad internacional debe abordarse desde un enfoque integral y de corresponsabilidad que incorpore las perspectivas de desarrollo y derechos humanos. Por ello las políticas públicas vinculadas con la migración y la movilidad en general en nuestro país tienen como centro de atención a la persona migrante.
Como país de origen, tránsito, destino y retorno de migrantes, nos hemos convertido en referente en cuanto a políticas públicas y acciones en el ámbito migratorio.
En este contexto, mi país ha trabajado con diversos actores nacionales e internacionales, así como con organizaciones de la sociedad civil en la elaboración de programas que privilegien el pleno respeto a los derechos humanos de todos los migrantes.
Así, México se congratula por que el tema sea abordado en el marco del CIDI y agradece a la Presidencia por traer a consideración esta temática de especial interés sobre los impactos regionales de este fenómeno en las Américas y los desafíos que impone, particularmente en materia de la protección de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario. Se trata de un fenómeno social con no pocos claroscuros y zonas grises difíciles de caracterizar, que se ha presentado en nuestra región en distintos momentos y en distintos lugares y no siempre por las mismas causas.
Dicho todo lo anterior, México no favorece el uso de los conceptos como “migración forzada“ y/o “desplazamiento forzado” dada la interpretación amplia y potencialmente confusa que genera, así como por la falta de definición o acuerdo en foros multilaterales con respecto a su definición. En este sentido, es preferible utilizar el lenguaje internacionalmente acordado para referirse a los movimientos de personas más allá de las fronteras, teniendo en cuenta las múltiples causales que los motivan; es decir, por un lado migrantes; por el otro, solicitantes del reconocimiento de la condición de refugiado o asilado político, pero también quienes quedan en lo que podríamos llamar “zonas grises”, que no son ni lo uno ni lo otro.
El tratamiento que México ha dado a las situaciones que enfrentan las personas que se ven obligadas a salir de su país de origen para poner a salvo su integridad y vida ha sido el de la seguridad humana, privilegiando el carácter humanitario de la protección internacional, de conformidad con el derecho internacional y el marco jurídico nacional.
En este tenor, hacemos un firme llamado a todos los Estados miembros a respetar obligaciones internacionales en materia de asilo y refugio.
No es ésta la primera ocasión que, en el marco del Consejo Permanente o del CIDI, deliberamos sobre una situación que hemos venido advirtiendo y denunciando, y que vive Venezuela, originada por una compleja situación económica, el desabasto de alimentos y medicinas, la carencia de instituciones sólidas y democráticas, la carencia de acceso a la justicia y el nulo respeto a los derechos humanos, lo que ha provocado que millones de personas decidan emigrar a otros países de la región. México manifiesta su solidaridad ante la difícil situación que viven los migrantes venezolanos.
Sabemos muy bien que, en efecto, el objeto de esta sesión es tratar la crisis humanitaria en Venezuela. Y, como lo hemos visto, hay razones de sobra para hacerlo. Pero el fenómeno de la movilidad humana no obedece a una sola coyuntura ni merece una respuesta coyuntural. Mucho menos una respuesta politizada. Merece una respuesta, sobre todo, humanitaria.
La crisis a la que nos estamos refiriendo (a la de Venezuela) no es, en nuestro hemisferio, ni la primera ni lamentablemente será la última. No es tampoco la única. Recordemos, por ejemplo, el caso de Haití, derivado de un desastre natural. No perdamos de vista a Nicaragua, que vive una situación de violencia política, o el caso de los migrantes que se organizan para marchar juntos y escapar de la violencia o de situaciones atribuidas al cambio climático, como es el corredor seco de los países del Triángulo Norte.
Por ello, estamos convencidos de la necesidad de ir más allá de la situación de Venezuela y abordar colectivamente esa “zona gris”, “ambigua”, “liminal”, no claramente definida ni por el derecho internacional para los refugiados, ni por las fuerzas del mercado laboral, situación que requiere de una atención urgente y especial para abordar los desplazamientos de personas en situación de vulnerabilidad que huyen de: la debilidad del estado de derecho y el colapso de las instituciones democráticas; o de la violencia en sus múltiples formas; o de los efectos del cambio climático; o de los desastres naturales; o de las crisis epidemiológicas; o de los discursos de odio, racistas, xenófobos, de discriminación e intolerancia.
Es por ello que mi delegación, reconociendo el sentido de urgencia que la crisis migratoria venezolana impone, se pronuncia porque la problemática sea abordada por la OEA no como respuesta coyuntural, sino de forma general, integral y holística.
Conscientes de los retos que enfrentamos en la región, y reiterando el compromiso de México con la protección internacional, consideramos que es necesario: diseñar y ejecutar acciones con un enfoque integral y de responsabilidad compartida entre los países de origen y de recepción que permitan contar con sólidos marcos jurídicos e instituciones comprometidas; mantener altos estándares de profesionalización en nuestras comisiones nacionales y otras autoridades concernidas; fortalecer los esquemas de coordinación y cooperación interinstitucional e internacional; sumar los esfuerzos de la sociedad civil; contar con recursos que faciliten la atención de las necesidades específicas de los refugiados y beneficiarios de la protección complementaria; y continuar con la homologación de nuestras respuestas nacionales. Y repito, no sólo para la crisis de Venezuela, sino para todas las situaciones que estamos viviendo.
Es, en efecto, una tarea compleja que requiere de dedicación y compromiso pero que bien merece la mayor prioridad de todos nosotros. Invitamos por tanto a la OEA a abordar la situación de esta manera
Muchas gracias.
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Segunda Reunión de Alto Nivel de Autoridades de Cooperación, 20 y 21 de septiembre de 2018
La Organización de los Estados Americanos (OEA) acogió la Segunda Reunión de Alto Nivel de Autoridades de Cooperación para dialogar sobre cooperación para el desarrollo y resiliencia frente a los desastres naturales, en la sede de la Organización en Washington, DC.
La reunión de dos días fue inaugurada por el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, junto con el Vicepresidente de la Comisión Interamericana para el Desarrollo Integral (CIDI) y Representante Permanente de Panamá ante la OEA, Jesús Sierra Victoria, y el Director Ejecutivo de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), Embajador Agustín García-López.
En la reunión, las autoridades de cooperación de la región y representantes de agencias de desarrollo dialogaron sobre temas como el fortalecimiento de la cooperación regional y subregional y construyendo resiliencia en las Américas.
Referencia: AVI-128/18
Autor: OEA
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