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México ha desempeñado históricamente un papel destacado en la UNESCO, tanto por los hombres que participaron en la redacción de su Constitución como por aquellos mexicanos que contribuyeron con su visión a los programas de la Organización.

Al término de la Segunda Guerra Mundial se construyó la Organización de las Naciones Unidas con el propósito central de preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra y reafirmar los derechos fundamentales, la dignidad y el valor de la persona humana y la igualdad de derechos de hombres y mujeres.

La UNESCO fue concebida en esa arquitectura multilateral como una plataforma innovadora para alentar una verdadera cultura de paz y crear la “solidaridad intelectual y moral de la humanidad”. La Organización ha tenido desde entonces la convicción de que “las guerras nacen en la mente de los hombres” y de que es “en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”.

En su discurso de toma de posesión como segundo director general de la Organización en 1948l mexicano Jaime Torres Bodet recordó que “Las Naciones Unidas son el cuerpo político de un nuevo orden mundial” y que la UNESCO es “la conciencia de ese gran cuerpo”. Para el ilustre mexicano, el problema de la educación nacional como en el mundo, era parte de la batalla por la paz, la democracia y la justicia humana.

Desde hace ya 67 años, México ha estado a la vanguardia de las más valiosas iniciativas de la UNESCO, desde los programas de reconstrucción de los sistemas de educación y de alfabetización y de educación para adultos en la postguerra, hasta los de educación destinados a las mujeres, la creación de oficinas técnicas y la salvaguarda de sitios culturales a finales del siglo pasado y principios del presente.

Al inicio de este siglo, la UNESCO se consolidó como un foro indispensable para mejorar el entendimiento humano en un contexto global marcado por el agravamiento de antiguos conflictos y el surgimiento de nuevas confrontaciones. Hoy en día, no hay organismo de competencia limitada que tenga mayor capacidad de convocatoria ni tampoco una presencia en los países tan diversificada como la UNESCO.

La UNESCO es el único organismo multilateral que cuenta con vocación civilizatoria capaz de enfrentar con visión de largo plazo los grandes desafíos de la humanidad. El papel de la educación en las sociedades, el diálogo ente las culturas, el vínculo entre la ciencia y progreso y la revolución de las comunicaciones, son temas de una agenda global ineludible si queremos realmente heredar a las generaciones futuras un mundo con menos desigualdades y con mayores oportunidades de desarrollo.

La UNESCO ha sido un actor fundamental en la consecución de los Objetivos de Desarrollo de Naciones Unidas para el Milenio y deberá tener un rol central en la agenda post-2015, especialmente en lo que se refiere a la reducción de la proporción de las personas que viven en la extrema pobreza, la universalización de la enseñanza primaria y la eliminación de las disparidades de género en la educación.

El Presidente Enrique Peña Nieto refrendó al inicio de su mandato la voluntad política del gobierno de revitalizar la acción mexicana en los foros multilaterales. La decisión operativa este año de fortalecer la participación nacional en la UNESCO se inserta claramente en la interrelación que existe entre los cincos ejes fundamentales del gobierno de la República, relativos a un México en Paz, a un México próspero, a un México con educación de calidad, a un México incluyente y a un México como actos internacional responsable, y los propósitos mismos de la Organización.

La UNESCO ha sido un actor clave en el desarrollo de los programas nacionales de educación inicial y preescolar, educación indígena, educación para adultos, educación a distancia, equidad de género en la escuela, infraestructura educativa y de fortalecimiento de los sistemas nacionales de investigación. Nuestro país tiene 505 escuelas en 26 Estados de la República incorporadas a la Red del Plan de Escuelas Asociadas de la Organización y ha establecido 20 Cátedras UNESCO para fomentar la cooperación inter-universitaria y la transmisión de conocimientos.

México es depositario de una vasta diversidad que la UNESCO ha reconocido y prestado sus mejores servicios para su salvaguarda. Nuestro país ha inscrito 33 sitios culturales, naturales y mixtos en la Lista del Patrimonio Mundial, cuenta con 7 manifestaciones incorporadas en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial y 9 elementos reconocidos con valor documental excepcional en el Programa de Registro Memoria del Mundo. A la imagen de su generosa biodiversidad, nuestro país mantiene 42 sitios excepcionales enlistados en el Registro de Reservas de la Biosfera.

La relación entre México y la UNESCO se ha significado en el pasado por la lucha misma a favor de valores compartidos. Su futuro se encuentra en la capacidad de contribuir conjuntamente a realizar los objetivos por los que fue creada la Organización, en un mundo en constante transformación.